¿El antiespecismo puede dar refugio a la transfobia? Vamos a hablar
Traduzionea cura di La Rabia Acrata dell’articolo di Egon Botteghi
‘L’antispecismo può dare rifugio alla transnegatività? Parliamone’
A propósito del X Encuentro por la Liberación Animal, fui invitado, el 14 de septiembre de 2014 en Donoratico (Livorno) a tener, como colectivo Anguane, un debate sobre el sexismo en el movimiento animalista.
En aquella ocasión hablé de parte de mi experiencia como persona trans en el “movimiento” italiano, denunciando los graves actos de transfobia en los que he estado involucrado o de los que me ha informado unx compañerx cercanx a mí.
En particular hablé de cómo las personas trans han sido consideradas contrarias al movimiento por parte de algúnx activista, en cuanto consumidorxs de hormonas, y contrarios a la naturaleza y a la causa animal.
Personalmente, por ejemplo, he sido acusado constantemente de querer usar el dinero de los beneficios que se recaudaron para un refugio que co-fundé para operarme, de ser una persona fuera de control por el uso de testosterona, de ser antinatural y víctima-producto del Sistema que tendría que combatir.
Esta guerra psicológica en mi contra, perpetrada entre otra cosas en un momento tan delicado como el inicio de la transición, ha decretado mi retiro forzoso del proyecto que fundé, y que había llevado adelante con trabajo incansable durante años.
En la reunión antes mencionada decidí no decir los nombres de aquellxs que han demostrado claramente transfobia en la palabra y en los actos (aunque afirmando ser antiespecista) ya que faltaba la otra parte (lxs acusadxs de transfobia) y no podía haber un enfrentamiento directo con lxs interesadxs.
Sin embargo, me centré en una frase que todas las personas transexual creo que han debido de hacer frente dentro del “movimiento” antiespecista, y traté de analizarla pieza por pieza:
“Si eres transexual y toma hormonas, entonces no eres un verdadero antiespecista, no estás de parte de los animales, pues financia el sistema y las farmacéuticas y eres ANTINATURAL”.
Aporto a continuación un extracto de la frase mencionada:
“Si eres transexual”: La casi total mayoría de lxs antiespecistas no saben qué es una persona transexual (en cambio hay una fuerte presencia de transexuales en el movimiento, tanto a nivel nacional como internacional, y esto, veremos por qué, no es un caso aislado) y cuando se explica se debe entender que no es una elección. No se elige ser transexual como elijo que vestido ponerme o qué comer, es una condición que surge muy probablemente de nacimiento (la ciencia médica está todavía en la búsqueda de explicaciones), de lo que se puede tomar consciencia en los diferentes momentos de la vida y con quién debes hacer antes o después cuentas. No es una posición fácil o privilegiada en la sociedad, eso es indudable.
Por lo tanto “si eres transexual y usas hormonas”, ¡lo haces porque no hay elección!
No hay elección porque una de las condiciones primarias para la supervivencia es el reconocimiento de lo que se es.
Por lo tanto, en una sociedad como la nuestra donde la mujer es aquella que tiene vagina y tetas y el hombre aquello con pene y pelos, una persona que nace con una identidad masculina en un cuerpo femenino, tiene la necesidad de modificar su propio cuerpo para poder ser reconocido y sobrevivir.
El no-reconocimiento conlleva una vida de infierno que puede acabar en suicidio.
Como sostiene Michela Angelini, médico veterinario transgénero y vegano, activista LGBTQI, “La transexualidad es una cuestión social”.
Por lo que no se puede culpabilizar a las persona transexuales si aceptan la única solución efectiva al momento, en el desarrollo de nuestra sociedad, para permanecer con vida, contando después que muchxs transexuales, una vez que hicieron el camino de transición, hablaron y actuaron en contra de la sociedad binaria y sexista, que divide le cuerpo y la vida de mujeres y hombres de manera casi opuesta.
Y un día viviremos en una sociedad que reconocerá las variantes al ser hombre-pene o mujer-vagina y las respetará por el hecho de “ser”, una sociedad donde una persona no conforme con su género podrá elegir vivir tranquilamente, lo debemos también a las personas transexuales que hoy trabajan para sobrevivir pero que continúan luchando para divulgar la conciencia y práctica de la liberación de los cuerpos.
Las mismas personas que señalan a lxs transexuales como traidores de la causa y alimento del Sistema, cuando enferma y necesitan medicinas, bajo el riesgo de debilitamiento grave, las compran, porque no tienen alternativa válida.
No podemos decir a una persona transexual que viva tranquilamente en su cuerpo no conforme a la identidad y pretender un falso respeto por la identidad percibida, porque la sociedad que podría apoyar esto, todavía no existe. Debe ser construida ahora, y no se puede construir de lxs muertxs. Si voy por ahí depilada y con tetas, seré siempre considerada una mujer, teniendo también un documento que habla por mí y con todo lo que puede llegar a ser incompatible con la vida que querría, claramente.
Las mismas personas que me animaban, en la feliz isla en la que creí vivir, a considerarme un hombre con el cuerpo de mujer, me han demostrado que no han podido verme como tal.
No se puede tampoco pasar por alto que una persona transexual, vegana y antiespecista, no tome “a la ligera” tomar hormonas del sexo opuesto. Estas persona a menudo pasan años de cuestionar, interrogarse, estudiar, explorar y también sufrir, en el intento de entender cómo calmar el propio sufrimiento con las propias exigencias éticas. Todo aquello que necesita saber sobre cómo son los productos, de quién y cuáles son los fines de los fármacos que toma ya lo sabe, y tal vez también buscó alternativas más “naturales”, pero que no funcionaron. ¡No vendrá el enésimo antiespecista recto y justo a revelarle la verdad!
“¡Eres anti natural!”:
Demasiado a menudo, por desgracia, muchxs antiespecistas se olvidan o ignoran por completo, como la Naturaleza ha sido la mayor aliada de las mayores opresiones e injusta distribución del Poder. La personificación de la Naturaleza poderosa y siempre buena y perfecta, el retorno al estado al que todxs aspiramos, ha sustituido durante muchos años a Dios en la regulación de la escala de valores de lxs vivxs. Lxs negrxs eran por naturaleza inferiores a lxs blancxs, así como las mujeres a los hombres, así como, por Naturaleza, no debería de existir la homosexualidad y el sexo fuera de la función procreativa.
En resumen, la Naturaleza es siempre el espejo de los deseos de aquello que era más conveniente a la estructura del Poder. Citando a Franz de Waal: “Como los ilusionistas, primero meten sus prejuicios ideológicos en la chistera de la naturaleza, y luego se los sacan de la oreja, mostrando así como la naturaleza está de acuerdo con ellos”. (La edad de la empatía).
Esta ideología es perpetuada por algúnx antiespecisa por pura ignorancia, y esto es un hecho grave en un movimiento que se supone radical.
La transexualidad, sin embargo, existe en la naturaleza. Existe en muchos animales, que cambian su propio sexo durante la vida, y siempre ha existido en el ser humano. El hecho de que desde los años 50′ del siglo pasado, en occidente, el transexual ha sido identificado como un individuo que cambia de sexo con la ayuda de la medicina, es una cuestión intrínseca a nuestra sociedad. Esta no es la cuestión del huevo y de la gallina, pero la respuesta es clara: Primero fueron las personas transexuales y después las técnicas de la medicina occidental que ha decidido “curarles” de una forma determinada. Como he mencionado, la persona transexual no elige ser tal. No lo hace porque es una persona particularmente exuberante, o confundida o buscando emociones fuertes y nuevas, y no es una desviada de la tecnología médica o distorsiones del sistema.
Después del encuentro, decidí publicar mi contribución al debate en la web de Intersexioni (aquí en italiano).
Algunas reacciones a la publicación de este texto creo que son emblemáticas de aquello de lo que queríamos discutir ahora y de lo que estamos tratando de describir aquí.
El primer comentario que llegó, sobre la página de Fb de la asociación catanesa LiberAction que lo había compartido, es el siguiente:
“¿Se trataría de un nuevo tipo de proceder? ¿Cuándo se ha pasado de la presunción de inocencia a tener que demostrar la propia inocencia de las acusaciones de lxs demás? Francamente este artículo me parece fastidioso e instrumentalizado. Si cualquiera que se denomine antiespecista ha hecho declaraciones equivocadas, no significa que todo el movimiento piense lo mismo. Es un modo de proceder peligroso e inútil, o mejor dicho, es útil solo a quien quiera publicitarse. Que no se hagan acusaciones al azar, si hay casos serios basta con decir los nombres, de lo contrario es mejor callarse.”
Cabe decir que este comentario fue escrito por una persona que tiene sus seguidores dentro del “movimiento” y que incluso escribió un Manifiesto del antiespecismo.
Como se puede ver, están en marcha todos los mecanismos que funcionan en todos los sistema opresivos, donde se niega el hecho y a la víctima se la acusa de ser un/a fanfarrón/a que busca tener popularidad, tal como sucede con las víctimas de las violaciones.
La víctima, sola, debe mantener toda la carga del testimonio, moviéndose en un ambiente hostil, que la margina y trata de silenciar. La terrible sensación que no quieres creer, de que estás en una situación de desventaja y debilidad respecto a tu agresor y que tu voz no tendrá el mismo peso, es bien conocida por todxs aquellxs que han pasado por una experiencia de este tipo, y a menudo, por tratar de sufrir menos, se intenta olvidar y se trata de alejarse todo lo posible del ambiente donde la agresión se perpetró.
La respuesta a mi réplica:
“El silencio ayuda siempre al opresor y nunca al oprimido. Así que hay cosas que hay que decir…aunque genere cansancio y miedo… peligroso no es decir cierta cosa, peligroso es permanecer en silencio”.
Es esta:
“Es verdad que callare es peligroso, pero también hablar en un intento de eliminar problemas que incluso no existen.”
La clara negación de un problema que no se acepta discutir, el ataque injustificado y denigrante hacia una persona que te está contando algo que ha vivido de primera mano, el intento de revertir los papeles de “víctima” y “agresor” no podría ser más explícito, como justamente escribe otro usuario, sobre esta afirmación:
“… una argumentación inteligente y documentada. Sostener que no se demuestra nada y la banalización de quien deliberadamente ignora a la otra persona”.
Ignorar deliberadamente no puede ser un simple caso individual: ¿Qué hay de malo en hablar de algunos episodios de transfobia en el “movimiento” antiespecista italiano? ¿Tal vez el temor a descubrir que son menos bellxs, purxs, buenxs, aquellxs en lxs que nos gusta creer y llevarnos bien independientemente de la lucha por la liberación y salir del solipsismo animalista?
Como dice Annalisa Zabonati: “El antiespecismo se autoproclama el movimiento más radical respecto a todos los otros, colocándose en una posición de supuesto saber sobre la distintas formas de opresión y de dominio… La tolerancia manifestada (respeto a las personas LGBTQI) es una tapadera, muy a menudo, de un profundo malestar por la falta de conocimiento de los asuntos derivados de la lucha de reivindicación feminista y LGTBI.” (http://anguane.noblogs.org/?p=2481)
Otra repuesta típica es aquella de lxs que insisten en ver estos típicos problemas como redencillas personales entre dos o más individuos, y que piensan que es mejor girar la cabeza hacia otro lado y actuar según simpatías o conveniencia, imitando un poco al resto.
Siguiendo con la idea de que estos hechos son problemas personales en los que unx se ha visto envueltx, en los que no se debe tomar parte, es no querer entender que no se trata de coger el caso aislado e iniciar un juicio a la persona, sino pensar sobre estas dinámicas reales y presentes para hacer luego una autocrítica y dar impulso al “movimiento”, haciendo por ejemplo una reflexión muy seria sobre los privilegios.
Luego está la respuesta de lxs que no ven un problema en sí, porque una organización antiespecista debe ocuparse de la liberación de los animales y no se pone en duda esta afirmación ni las actitudes transfobas de lxs propixs componentes de la organización, porque como se ha dicho, “está fuera de la misión”.
Lo que puede ser cierto, es que contribuye a aclarar qué se entiende por ‘antiespecismo’ y admitir que puede existir también un antiespecismo de derechas.